La música en el cine busca crear sentimientos, acentuar atmósferas, reforzar una idea. Vincular la música a las imágenes provoca emociones en determinados momentos del argumento cinematográfico.
La banda sonora de un filme refuerza, con sus efectos, las intenciones de cada secuencia, sea con orquestaciones, con ritmos diferentes o incluso con el recurso de los silencios. Esa es la clave para que la simbiosis sea eficaz.
Una obra cinematográfica puede tener música no concebida originalmente para la obra, o puede haber sido compuesta especialmente para la película. En esta última situación, el compositor trabaja con el director, explorando la fórmula que permita conjugar armoniosamente las imágenes con la música.
La música en la película Ciudad de Dios ayuda a diferenciar las tres épocas de la historia, manteniendo un universo sonoro en cada una de ellas. Del samba de origen brasileño con reconocibles acordes de la Bossa Nova, se pasa a la balada romántica, y a la música funk, origen del hip hop, con clara predominancia de la batería, el bajo y la guitarra eléctrica. La tercera época es contada utilizando una música más sombría, donde predominan los sintetizadores. Aunque existen claras influencias de la música anglosajona, James Brown, nunca se abandonan las referencias a la música brasileña, lo cual le da gran autenticidad a la historia de Ciudad de Dios.